domingo, 15 de agosto de 2010



Coil era una banda británica cuyo cantante murió de la forma más tonta posible. Se cayó por las escaleras y simplemente se mató. Sin más. Sin dolor, sin padecimiento, sin agustia. Para los frikis como yo dejó una buena ristra de albumes de música industrial imprescindibles. Úna de sus canciones comienza diciendo "Does death come alone or eager in reinforcements?" como vaticinando su fatal caída. En su caso la muerte vino acompañada de una escalera.




Decía una canción que a Ox le encanta, que "las cosas más triviales se vuelven fundamentales"... y es una verdad como un templo. Estas nimiedades pueden convertirse en objeto de guerra interna en la mentalidad de las personas trastornadas. Cuando esa guerra se externaliza, se hace pública, las consecuencias pueden ser nefastas. Esto es tan válido para los grandes imperios como para la persona más llana y simple.




Si hay una cosa a la que tengo miedo en la vida es a acabar perturbado. Considero que la locura patológica no diagnosticada es un arma que supera en crueldad a los kalachnikov rusos. En estos pacientes (me tomo la licencia de llamarlos así) no es posible predecir comportamiento alguno... o quizás sí... quién sabe. Lo más peligroso es la obsesión, material y espiritual. La realidad es tan transformada que un cuadro cubista parece presentarse en sus mentes. Y en el centro, el objeto deseado, el ser que nutre al perturbado y por el cuál aumenta su perturbación. Me pregunto cómo será la esfera onírica de estas personas. Me imagino algo similar al Limbo descrito por Dante, dónde buenos y malos pensamientos esperan pacientemente a ser separados.




Cuando lo anhelado por el trastornado es una persona, la fatalidad es aun mayor. Sólo otro trastornado sería capaz de aguantar esa guerra fría que finalmente uno ha de declarar.




El cantante de Coil se llamaba John Balance. Su socio en la banda publicó su muerte y funeral a través de una plataforma digital y al menos un centenar de personas acudieron a su despedida. No se qué es lo que pasaba por su cabeza cuando componía su música. No creo que John Balance fuera un transtornado (más bien me parece un genio, por su legado). Simplemente he vuelto a escucharle y me ha animado a escribir este post.




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